LA DOMA AL VIEJO ESTILO ESPAÑOL

ARTÍCULO 2. LA IMPORTANCIA DEL TIEMPO

“Vísteme despacio que tengo prisa”. Ese es un dicho español que deberíamos tener muy presente cuando amansamos, montamos o manipulamos caballos. 

Para trabajar con equinos debemos entenderlos y estudiar su comportamiento. Hay varios ingredientes que componen esta filosofía para que sea efectiva. Uno de ellos, de gran valor, es el tiempo. El tiempo para un caballo no es el mismo que para una persona. Nosotros estamos pensando en varias cosas a la vez y sobretodo en el futuro, ya sea cercano o lejano. Mientras que un caballo sólo piensa en el presente, en el ahora. Irónicamente, es lo único eterno. 

El período en el que se está con un caballo debe ser regido por los tiempos de éste. A eso le llamamos respetar los tiempos del caballo. Con esto no queremos decir que todo debe ser lento, más bien debemos conocer a nuestro animal y evolucionar según marquen sus pautas. 

Hay factores que no tenemos en cuenta del caballo como es el hecho de que ellos no llevan reloj o que pensamos que su aprendizaje o conexión con nosotros debe ser algo sencillo. Pero planteémonos por un momento cuánto tarda un niño humano en aprender y desarrollarse. Ese tipo de pensamientos son los que nos harán reflexionar y empatizar con nuestros amigos cuadrúpedos. Porque cuando dejamos espacio para pensar puede aflorar la verdadera simbiosis entre ambos. 

Cómo decía Tom Dorrance “Observa, piensa y compara”. 

Antiguamente, los vaqueros californios siempre mencionaban “mañana”. Pero no como una excusa indolente, sino, respetando los tiempos del caballo y haciendo que su mente se relajara prolongando la duración de la doma. Estas personas pasaban mucho tiempo con sus caballos, y no exclusivamente en las misiones, haciendas o ranchos con el ganado, ya que después del trabajo seguían con el manejo y la sensibilidad de la domesticación. Esto era debido a que el estado de California es el más situado al oeste de los Estados Unidos y por lo tanto tiene más horas de sol durante el día permitiéndoles ejercer de forma más prolongada su filosofía para con el caballo. 

Enseñar a nuestro caballo a trabajar de forma correcta tendrá como consecuencia que los ejercicios que aprenda, los haga de manera más cómoda y natural. Esto nos hace avanzar de forma exponencial.

En la doma al viejo estilo español en California existen muchos ejercicios que nacieron de los antiguos trabajos ganaderos en España y del arte de la guerra. Son algunos de estos pivotar, la pirueta, la pirueta directa, una cuarta de pirueta, pirueta inversa, un cuarto de pirueta inversa, etc. Los cuales requería tiempo para su correcto desarrollo. 

Cuando tenemos un caballo enseñado de este modo, no sólo es un trabajo de su mente y aprendizaje, es una faena para el cuerpo, ya que en él debemos conseguir un deportista. Un animal que pueda aguantar su peso, el del jinete y equipo bajo su tren posterior. 

Todo esto comporta un equilibrio, organización y reunión del cuerpo del animal ¿pero por dónde empezamos?

Comúnmente se dice la expresión “el caballo está andando mal porque tiene los hombros caídos”. Cuando hablamos de esto, realmente lo que queremos es trabajar las espaldas del caballo y que este ande y trabaje con el peso volcado en sus cuartos traseros. Empezamos moviendo el caballo y enseñándole la marcha atrás mediante la presión y la inhibición de ésta en nuestro ramal o directamente en la jáquima. Una vez el caballo entienda este concepto y empiece a ceder su nuca, comprobaremos como se inicia el trabajo en los posteriores y es cuando podemos empezar con sus espaldas. Iniciamos el movimiento hacia atrás y cuando levanta la mano en la que queremos dirigir el caballo señalamos con el ramal dicha dirección y presionamos en la espalda contraria. Una vez ha cedido dándonos el inicio de un paso quitaremos la presión. Ya que el equino aprende mediante la relajación. En su cabeza lo que realmente quiere es paz. Una mínima presión ya es una alteración de su calma. Si él accede a nuestras peticiones y a cambio le vamos otorgando ese “release” (cómo dicen los norte americanos) averiguaremos que se centrará más en el aprendizaje y tendrá una evolución más rápida. Con lo cual, cuando empezamos despacio con un caballo y le permitimos esta relajación y su espacio temporal para que su mente entienda el ejercicio veremos que después de todo, la doma avanzará mucho más deprisa. En ese caso, ¿cómo valoramos el tiempo? A veces, despacio es rápido y otras, rápido es despacio. 

Por Carlos Fabregat y Lidia Cañizares

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